La playa

Siempre nos quedará la playa y ese pulso inagotable de las olas en la orilla; donde todo se acaba, donde todo empieza. Fugaces destellos en las crestas y el solemne milagro del amanecer; ese azul verdoso y gris del océano afilado en el horizonte y el tacto infinitesimal de la arena templada. Tenebroso y fecundo el universo sumergido y la brisa sensual y caprichosa, la fragancia arrebatadora del mar. La belleza exuberante y el amor; una ecuación sin limite. Lástima que la vida sea un ejercicio tan breve y en el caos del tiempo seamos un cero infinito a la izquierda. Apenas hemos traspasado los cimientos de la prehistoria y cuanta sangre derramada y cuanta injusticia; por el amor de Dios. Cuantas lágrimas harán falta para dejar de llorar. Siempre nos quedará la playa y ese pulso inagotable de las olas en la orilla; donde todo se acaba, donde todo empieza.