Ya basta


Decía Don José Ortega y Gasset que individual o colectiva, la juventud necesita creerse, a priori, superior. Claro que se equivoca, continuaba; pero éste es precisamente el gran derecho de la juventud: tiene derecho a equivocarse impunemente. Yo me pregunto ¿acaso están los adultos desencantados, en posesión de la verdad? Que grande es la gente joven. Estaba cantado porque la situación es insostenible. Huele a podrido. Solo los jóvenes de espíritu tienen esa habilidad y la han organizado porque no tienen nada que perder y mucho que exigir. Ya era hora. Probablemente los políticos desde sus escaños aterciopelados contemplen ésta sentada con cierta nostalgia. Ellos también fueron jóvenes no hace tanto tiempo y lucharon por unos ideales; pero un día entraron a formar parte del lobby de los que ejercen el poder a escala piramidal; las finanzas, la justicia, la política, los grandes monopolios, etc. Solo hace falta cierta discreción, lealtad a quien corresponda y a ser posible buena percha. Con un poco de habilidad, se llega muy lejos en poco tiempo, una inversión segura. Luego no es fácil renunciar a tantas prebendas y emociones, pero para entonces, con un poco de suerte, se han perdido los escrúpulos. A la postre, una jubilación desproporcionada y un cargo vitalicio de consejero en alguna entidad financiera o en otra empresa del estado sigilosamente privatizada. Es lo que tiene la democracia moderna; cultivar los valores sagrados. Pero los jóvenes una vez más han roto la monotonía y han salido a la calle, porque la historia se repite. Ya basta.