Barcelona

Miércoles 20 de junio
Barcelona es hermosa y singular, excitante y bulliciosa, una brisa templada y generosa, óptima para la navegación peina ad libitum esta ciudad abierta, cuna del mediterráneo. El sol amenazante brilla esplendoroso esta mañana. Las mujeres, de una belleza desbordante, pisando firmes o en bicicleta, conscientes de su poderío van sembrando por las ramblas el inevitable perfume del deseo. Observo y padezco. Moderadamente satisfecho, regreso a la meseta. Madrid bien podría esperar. Creo por fin haber roto el hielo. Ayer ofrecí un concierto en una bonita sala cerca del mar llamada “El Monasterio” que cubrió con creces las expectativas previstas. Desbordante en ofertas, Barcelona me acogió con generosidad y fue un entrañable concierto de dos horas y media en el que además de cantar, “cantuve” y en mi estilo, dije toda la verdad que intuyo, hablando por los codos como algunas veces y a menudo; cuanto lo siento. Si se da el caso que espero, repetiré. Gracias Barcelona, candil que ilumina la vieja historia y leyenda que guarda el azul verdoso mare nostrum.