Entresueño

Cuando el otoño se precipita sobre los olmos, las hojas mustias revolotean por los caminos, el sol acecha detrás de un manto de espesa niebla, proclama el viento al libre albedrío su autoridad. Se fue el verano como la flor de la adolescencia, dejo un intenso cielo de estrellas en el buzón, algarabía de golondrinas a media tarde y ese prodigio de azul marino al amanecer. Vendrá el invierno una madrugada con su permiso y ya de paso dejando un frió estremecedor, blanca y radiante brilla en la cumbre de la montaña, copiosa nieve y allá en el prado que evocador. La primavera tiene la llave del paraíso donde la vida es una explosiva recreación, que bella estampa son los cerezos enflorecidos y allá a lo lejos el canto alegre del ruiseñor. El tiempo pasa tan velozmente o muy despacito y en cierto modo la vida es una contradicción, una aventura tanto si es dura como si hay suerte, tarde la muerte en tener que un día decirme adiós.