Un lugar bajo la luna

Abandonado tenía este blog. Como un cuaderno moribundo; mira que soy. Dejarme llevar por el rumor interior de las olas, de un mar profundo….que irse. Irsus!!, venirsus!!, nominativo de la segunda declinación. Así gritaba aquél paisano a lomos de su caballo a los ojeadores, aquella madrugada fría de cacería, por los terruños embarrados de Val de Sto. Domíngo, Toledo. Rilke, Rainer María, decía que era el ombligo del mundo. Eran otros tiempos. Aquí en Costa Rica, mi nostalgia se combate sola, con la brisa que peina los volcanes y las palmeras de las playas vírgenes. Suspendido en una hamaca amarrada a dos hermosos arboles de mango, me pregunto acerca de mi; apenas me he hecho caso estos últimos quince años. Al envite permanente de la duda, en el fragor de la soledad despiadada, la melancolía se solapa y gobierna el pequeño junco a la deriva que es mi vida, y el corazón abandona el timón de la esperanza, acaso de volver a palpitar al rumor de esa caricia rasgada por los amores que dejan huella. Lo que los años dibujan en el rostro de mirada triste y profunda. Al raso del universo infinito y oscuro que nos contempla, presiento la ternura de una Diosa tapándome en lo mejor de los sueños, al fulgor de las estrellas.